lunes, 23 de noviembre de 2009

Oda a un bastardo voluntario.


Me puede matar, me puede amar, me puede odiar en silencio y a distancia, puede que crea conocerme mejor de lo que yo mismo me conozco, me puede alimentar, incluso rotular, mas nunca seré suyo:

Impropio


No replique que soy suyo,

No recuerdo haberme vendido,

Tampoco endosé mi espíritu

Al demonio de contratos

Y menos al dios latifundio.

De los donantes de mi materia,

Que honrando al deseo,

Mi existencia fue,

No soy ni seré nunca

Más que heredero de sus rasgos

Y de algún hábito familiar.

No soy suyo,

No soy del presidente

Ni de las guerrillas,

Ni del ejército delincuente

O los hombre-moto-sierra.

El horror de ser del cura no lo tengo

Y soy feliz vociferando:

¡Yo no soy del dinero!

Yo no soy suyo

Ni siquiera eventualmente.

Escapé del esclavista y el clasista,

De la patria y la bandera,

Del himno insolente.

Tampoco soy de Pacha Mama

Y su penoso funeral.

Es mi decisión,

Es la consecuencia,

Ser guardián de la conciencia

Y no ser de la utopía.

No soy suyo,

Ni de ella, ni de él,

Y son serias las sospechas

De que ser mío imposible es;

Pensándolo mejor,

Evaluando mi actuación,

Está claro que no soy,

Tan sólo lo aparento...

Sobre el escenario de cemento

Revolución es denunciar

Un guión lleno de eufemismos.

ANDRÉS

martes, 17 de noviembre de 2009

De la mano de Quijano hacia Latinoamérica. Descolonializando.

Es hora de que las Américas de piel quemada se emancipen de su padre putativo y secuestrador más antiguo, es hora de que se separen los ríos, pues no nacieron juntos y no van al mismo mar. Europa nos debe una historia perdida y solo nosotros podremos recuperarla:

Reconociendo a la colonialidad como un elemento constitutivo del poder mundial del capitalismo y su orden, Quijano presenta a los largo de su obra una critica estructural a la teoría sistemática con el ánimo de explicar la necesidad de una concepción de la existencia social alternativa, necesidad originada en el momento en el que el fenómeno de expansión mundial, el descubrimiento de América, desmantela la veracidad del entendimiento eurocentrista sobre el proceso “civilizatorio”.

El desarrollo del capitalismo en America se da de manera especial, diferentemente que en Europa, en la que se denota todo un proceso, no consensual ni pacifico, que resulta en la sociedad industrial moderna. Aquí, el mismo desarrollo del capitalismo se ve influenciado por el entendimiento eurocentrista que naturaliza la modernización, proponiéndola como proceso de paso obligado, como alternativa única en una concepción orgánica de la sociedad. El simple carácter impositivo del capitalismo en America basta para derrumbar dicha teoría positivista de la modernización, pues deja en manifiesto que no se da como resultado de un proceso lógico y progresivo, sino como una imposición en beneficio de los blancos europeos modernos y por ende superiores y póstumos a la sociedad Americana, así como también la clasificación social, en razas, clases, funciones, categorías propias del conocimiento europeo estructuralista orgánico de la sociedad, fueron importadas e impuestas en el conocimiento Americano. Ninguna concepción de la existencia social, producida en las principales instituciones teóricas tales como el estructuralismo, el funcionalismo, el liberalismo e incluso el marxismo en lo más dicotómico de su materialismo histórico, son capaces de inmiscuirse en la realidad social Americana; la ahistoricidad y el reduccionismo de estas concepciones intelectuales europeas, que, si bien no todas dejan a la suerte de la naturaleza la materialización de las relaciones sociales, las que no lo hacen pecan por obtusas al reposar el entendimiento universal de la existencia social a la experiencia histórica europea, concibiéndola como modelo único y más avanzado de modernización, ciertamente esta manera de entender las cosas no es indiferente a la conveniencia de las élites y quizá de la sociedad europea entera.

Quijano nos dice que, al ignorar las condiciones histórico sociales de una sociedad, no se entiende sus dinámicas relacionales, si es lo que interesa, sino que se le impone toda una lógica de pensamiento ajena a su realidad. En las concepciones estructuralistas y funcionalistas, se entiende la sociedad como un ente orgánico, con una intención implícita de organización y funcionalismo que no se inscribe en ninguna condición histórica o social sino que responde a estructuras previas a toda sociedad, cosa que cae en contradicción con la experiencia real, en donde los cambios en la hegemonía y demás no son naturales y progresivos como se deduciría de una idea orgánica, sino que se caracterizan por las luchas, las disputas en las diferentes dimensiones sociales de una sociedad determinada. En el liberalismo, pensamiento que no tiene un lineamiento único en cuanto al concepto de poder y de relación social, el comportamiento social se da más como un producto de las condiciones naturales del hombre que como resultado de un proceso intrincado de proporciones y relaciones entre las dimensiones y los actores de la sociedad, se vuelve anacrónico al obviar el desenvolvimiento de la secularización (modernización) en toda sociedad y cae en contradicción con la experiencia real del poder al desconocer la existencia de una totalidad que abarca todos los procesos societales integrados en las dimensiones sociales, en una realidad en donde el movimiento sea uno individual y separado de la totalidad conductora y conducida. En Marx, a pesar de encontrar una clara intención contestataria a la predominancia del pensamiento naturalizador del capitalismo, en el desarrollo de su materialismo histórico, que tiene sus bases en el pensamiento saint-simoniano, no se sale del eurocentrismo al concebir la experiencia europea como modelo único y al dejar toda dinámica de poder y de relación social dependiente de la reduccionista dicotomía entre capital y trabajo, ignorando así las demás categorías y singularidades sociales que hacen complejo todo proceso estructural.

El poder, entendido como una malla de relaciones sociales de dominación y conflicto, enmarcadas en un sistema de valores que se manifiestan en las disputas por los diferentes ámbitos de la existencia social tales como la producción y el trabajo, los recursos naturales de dicha producción, los productos y las subjetividades del sexo, como también del conocimiento y los medios de coerción como garantes de la autoridad; no se debe separar del entendimiento de la sociedad como una estructura, no funcional, sino relacional, en donde dichas relaciones tiene cierta autonomía de un todo conductor, que sin dejar de estar condicionadas por dicha totalidad, tienen la capacidad de resultar en procesos de cambio, de esta manera, es pues la proposición del autor, se engendrará una manera de conocimiento pluralista, integrador y universal en el termino de su adaptabilidad a una realidad social dada. Hay que separarnos entonces de la idea de “estructura global cronológica de niveles de modernización”, para que la realidad de America Latina, el conocimiento social que gesta en ella y en últimas, las alternativas políticas y sociales enfocadas en la solución de los problemas, en gran parte producto de la colonialidad del poder y el saber, sean estudiadas de manera veraz, acertada y productiva, en una cosmovisión histórica y social pertinente a las particularidades que condicionan los pueblos, especialmente esos pueblos y esas sociedades que se han visto marginados por la hegemonía euro-céntrica y sus colonialismos económico, social, cultural e intelectual.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Razón altisonante, no obstante razón.


Lúcido

Hace tiempo que no enfermo,

Los delirios ya son anécdota que puedo contar

Y reír sin llorar.

La rosa se confunde entre el matorral

Ya marchita,

Y sus pétalos que sangran y se tuercen de dolor,

Lamentan no poder enredar mis brazos y mis pies.

Ahora danzo y danzo,

Como un lunático,

Uno que hace reír la Luna a carcajadas cuando,

Desdoblado en el éxtasis,

Le grito improperios al Amor y otras mentiras.


Estoy curado,

¡Oh señoras y señores!

Puedo ver, puedo ver sus estúpidas caras

Y sus enfermizas sonrisas

Y sus tristes dependencias,

Qué espectáculo más pobre,

Qué aspaviento más ocioso.

Úsame, que yo te usaré…

Andrés.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Me ahogo en el cemento seco.


En el anden cuento los bloques de cemento, uno tras otro, y por cada mancha de sangre pego un grito, ya es media noche y los vecinos me piden que me acueste, dicen que no pueden dormir con esa gritadera; en dónde estarían a la hora del la balacera...


Moderno

Voy, sin más remedio,

Adelante voy

Y delante no veo más que el suelo;

Gladiolos, tierra y un sepulturero

Él no me conoció, yo no quiero conocerlo.


Oficio y escalafón,

Función y sonrisa engrapada,

La tetraplejía de la estructura.

Mi voluntad ha sido fusilada

Pero no han conseguido matarle.

Curaré sus heridas y la haré guerrillera.


No soy alguien de confiar,

Soy un niño malcriado

Y te escupo si me viene en gana,

Mi desdén será aplaudido

Y mi escupitajo argumentado.


Nada me apega a la vida

Más que el desapego mismo,

Tan solo me queda el placer finito

“Entre menos hilos sostengan mi cuerpo

Más contorsiones haré en el orgasmo”


El suicida es un optimista auto-negado

Que cayó de una nube distante.

Cuando se conoce la firmeza del suelo

La acción nace de un vientre distinto.

No necesito soñar, porque vivo.

No requiero creer, porque muero.

Andrés

El veredicto de un colombiano exhausto...

Culpable

Esta tierra quema mis pies desde que nací

Y la gente me escupe la cara cada vez que se las muestro.

Cuando les hablo de lo que vi en sus rostros

Se cubren los oídos y se sueltan a reír

Esa risa nerviosa...

Aquí no hay pueblo ni consciencia,

Hay sordos acentos y números mudos.


No culpo a los escapistas que engrosan sus filas cada día

Y tampoco puedo culpar al desposeído y su puñal furioso.

Ni siquiera culparé a los poderosos, pues hace tanto que están enfermos

Que ya no hay cura, ni voluntad.

Sus europeizados zombies llevan de alma una gorda cartera,

Llena de banderas, modales y demás babosadas,

Son el problema y es pertinente su fin.

Pero si he de culpar a alguien, me culpo a mí,

Pues entre puños y tiros, entre insultos y canibalismos,

Alguna vez canté ese infecto himno…