sábado, 28 de enero de 2012

Canta el poeta





¡Oh! Sol mío, magno Sol ¡Sol amante!
Mi piel le adora agradecida por esas bendiciones suyas
Que apenas forjan recuerdo en el sudor fundido.
Y es que a gemidos muero en su figura de basto fulgor
Y es que alegre doy mis carnes a su ardor cuando lo tengo
Y es que gigante me hace usted con su deliciosa hombría.
… Esa danza de viril lujo entre dos hombres que se aman,
Sólo dos hombres enteros y libres bailarla podrían.


Andrés B. Grenouille. El Devoto.

lunes, 9 de enero de 2012

Yo tuyo

Quiero confesarte, niño encanto, que el hombre que te ama no es uno, sino muchos, y todos, a manos desnudas, entre mis carnes, se matan entre ellos todo al tiempo reclamando la acción, para ser quien te acaricie la sonrisa con delicados mordiscos, quien se contorsione en los aires de tu vaivén, quien pueda llamarse a cada instante tuyo. 

Andrés B. Grenouille

jueves, 8 de diciembre de 2011

No hay otra magia


Amor mío:

Me puedo valer del lenguaje,
Mazacote de mutaciones amorfas del sentir.
Me puedo valer de fono-cosas,
De silbidos masticados y lamidos,
De respiraciones fracturadas…

Pero es oficio terco e infructuoso,
Cuota de una deuda eterna,
Un intento siempre pobre,
Múltiples efectos de una sola verdad.

Por eso es mejor que te invite,
Mi amado alquimista,
A callar la bulla torpe con un beso
Y dejarnos embargar por el silencio cierto
Y no existir más, sólo ser beso
Y silencio y vos y yo y nada. 

A. B. G.
Tú devoto.

martes, 22 de noviembre de 2011

Desvelado...


Ojos de concreto


Cuando caminamos por la calle
Hemos de sentir un exquisito hedor que nos envuelve,
Mezcla de mierda, mugre, podredumbre, sudor, sangre…
Hemos de tropezar con cuerpos hediondos, tristezas oxidadas, alegrías vacuas, voces torpes…
Y nos ha de embargar la ira, el odio, el asco, el miedo.
Si no es así, me temo que estamos frente a un peligroso eufemismo.

Andrés B. G.


martes, 8 de noviembre de 2011

Libre al fin


Desde mis entrañas


Para vivir esta vida insípida, deliciosamente
Hay que odiar con las tripas
Y amar con todos los dientes
Sin reparar en el peligro de tal impertinencia.


Andrés B. G.
Tu devoto.

lunes, 17 de octubre de 2011

En mis silencios...



¿Quién iba a pensar,
Que era capaz un niño de volar,
De sedar al odio obcecado,
De amar en forma tan recia y brava?..

Y ahora revuelves mis silencios,
Vos, con tus dulces danzas,
Haciendo arder mi cuerpo alquilado,
Hasta el gemido de Satanás…

Ese sabor en mis labios hoy,
Aquella ausencia en mi piel de ayer,
La promesa de un beso pronto,
Esa verdad que con mi boca escucharé…

¿Cómo iba yo a saber
Que fueras vos aquel
Que gobernara mi desquicio
Y mi cordura, alguna vez?..

Y hoy te vivo, desnudo y ciego;
Te siento con manos sordas,
Entre hojas secas y estupor idiota,
Desde mis puños florecidos en tu ser…

Si sos muerte, inmólame.
Si sos verso, elévame.
Si sos silencio, cállame.
Y si sos vida, enférmame…

Como un loco a su luna,
Te amo con los pies descalzos.

Andrés B.G.
El que ama tu vuelo.

martes, 27 de septiembre de 2011

¡Muérdeme mentira!




Un punto en el vacío

Vida gruesa, porosa, afilada.
Vida-cosa, amarga y grumosa,
Venenosa y repelente.
Vida engañada.
Vida-ruina… desechable, aparatosa.
Vida desvivida, malpensada, malparida.
Reseca, amorfa, roñosa.
Vida estruendosa, alucinada, alada, endemoniada.
Vida-nada.
Vida herida, enferma, febril, castigada.
Vida marchita,
Vida sola, condenada vida.
Vida menesterosa, incómoda espera,
Torpe, mocha, vacua, sorda.
Vida mórbida, purulenta, húmeda, fluctuante.
Vida mañosa, cínica.
Hipócrita, traidora, exquisita.
Vida desmembrada,
Pedazos de vida… para comer frescos.
Espejos, historias, teatro.
Vida, acto, hecho, nada.
¡Ah! Qué vida idiota,
Aquí el sublime soy Yo.

Andrés Bastardo Grenouille 
(El malviviente)

viernes, 12 de agosto de 2011

Recuerdo palpable, promesa cierta...


Cómete mis labios

Laberinto de mi sexo,
Delirio entre mis parpados,
Manjar de mi lengua,
Lengua de mi manjar.

Fin de mi acto,
Color de mis silencios,
Tierra de mis besos,
Cárcel de mi fuerza.

Locura obstinada,
Certeza desquiciada,
Vicio religioso,
Principio mío.

Mar de mis delfines,
Ángel de mis demonios,
Huracán de caótico amor,
¡Cómete mis labios otra vez!

Andrés B. Grenouille

sábado, 9 de julio de 2011

Bajo un cielo en llamas, sobre tierra hirviente.


Tarde cálida

Mi perro y yo caminamos impunes todas las tardes,

Entre los entes consumidos en la abyección,

Retando esos yoes sonsos que nos ven pasar.

Él con su porte asesino, yo con mi voz amarga.


Un cielo rojo alumbra los caminos urbanitas,

Laberintos macilentos que calamos él y yo,

Matando a todo el que se cruce y se le ocurra mirar.

Él con su mordisco indolente, yo con mis sentencias crudas.


Somos ecos, somos nada, somos muertos,

Somos los anos purulentos del lenguaje,

Somos la vida que se niega…


Con un machete destellante tajaré el dolor,

En cada esquina dejaré pelos, pedazos y sangre,

Y nadie se atreverá a detenerme a pesar de los gritos,

Pues soy intocable, soy el engendro concebido,

Con la mirada ida y mi perro asesino.

A. B. G.

martes, 17 de mayo de 2011

Consideraciones sobre ella y desde ella. Manifestaciones de una sed que nace y muere entre besos.


Ella es una niña.

Ella es una niña juguetona, que se esconde y corre loca por un bosque de concreto, porque el campo ya le aburrió y busca, con sus juegos impúdicos, con su danza invisible, aquellos ojos rojos de pasión y marihuana, aquellos labios siderales que prometan gritarla, aquellos niños perdidos en el bosque, capaces de amar hasta el desquicio, capaces de odiar con fiel certeza, capaces de ser de dejar de ser, formando demoniacas olas en el eco.

La niña gusta de los tambores caóticos que le declaman sus deseos al mar, y le encanta secuestrarse en la mirada sepulcral de un gato sucio. La niña resulta caprichosa en su magnificencia y se jacta de ser gloria entre los placeres, gloria engañosa y traicionera, gloria pertrechada de colmillos de diamante negro y de una deliciosa insolencia que me embriaga y me pierde entre laberintos lenguados, entre notas de piel y sudor, entre mentiras y verdades y juicios y oscuridades y mentiras más excelsas y verdades más toscas y juicios más ciegos y… y me entrego a su juego, gloriosa niña, más juro no decirle de qué forma ha de torturar este cuerpo enamorado, pues son sus caprichos los que me dan la más dulce agonía, son sus risas pícaras las que ofrecen romper mi cuerpo en un concierto de alaridos desgarrados y guerras nonatas.

Ella es la niña más delicada y las más peligrosa, una sabia estratega del duelo y la emboscada, una despiadada asesina de corduras difusas; ella va, por ahí, jugando a la rayuela y a la ruleta rusa, celebrando aquelarres y cocinando fines, viviendo alegre en el pecado con perfecta inocencia, pues sólo conoce de ambrosías y su crimen es impune, pues ella es y no tiene más remedio… ¡Ay! de mí si lo tuviera.

Andrés Bastardo Grenouille

(Capaz de odiar con fiel certeza)