La vasta nada.
A carcajadas vomito sobre aquellos sedientos
Que mueren tragando la tierra en donde fue promesa un río.
Y me lubrico con el llanto de todos los mancos
Que se arrancaron las piernas para sentarse a esperar.
¿A qué le temen los muertos más que a su propia boca?
¿Con qué se cava una tumba sino con sucia esperanza?
¡¿Qué mierda viste la gente además de sus burdos miedos?!
¡Ay! esos miedos enormes que van a parar al cielo, pues no
se ve más allá.
Yo La angustia la como cruda y sin sal,
Desgarrándola con los dedos y masticándola hasta el olvido;
De sobremesa mi propia sangre, y postre de humo grueso...
Ya satisfecho me tiro al suelo, desnudo y descalzo
Y bullo hacia aquel absoluto que parece un
cielo.
Andrés Bastardo Grenouille