martes, 17 de mayo de 2011

Consideraciones sobre ella y desde ella. Manifestaciones de una sed que nace y muere entre besos.


Ella es una niña.

Ella es una niña juguetona, que se esconde y corre loca por un bosque de concreto, porque el campo ya le aburrió y busca, con sus juegos impúdicos, con su danza invisible, aquellos ojos rojos de pasión y marihuana, aquellos labios siderales que prometan gritarla, aquellos niños perdidos en el bosque, capaces de amar hasta el desquicio, capaces de odiar con fiel certeza, capaces de ser de dejar de ser, formando demoniacas olas en el eco.

La niña gusta de los tambores caóticos que le declaman sus deseos al mar, y le encanta secuestrarse en la mirada sepulcral de un gato sucio. La niña resulta caprichosa en su magnificencia y se jacta de ser gloria entre los placeres, gloria engañosa y traicionera, gloria pertrechada de colmillos de diamante negro y de una deliciosa insolencia que me embriaga y me pierde entre laberintos lenguados, entre notas de piel y sudor, entre mentiras y verdades y juicios y oscuridades y mentiras más excelsas y verdades más toscas y juicios más ciegos y… y me entrego a su juego, gloriosa niña, más juro no decirle de qué forma ha de torturar este cuerpo enamorado, pues son sus caprichos los que me dan la más dulce agonía, son sus risas pícaras las que ofrecen romper mi cuerpo en un concierto de alaridos desgarrados y guerras nonatas.

Ella es la niña más delicada y las más peligrosa, una sabia estratega del duelo y la emboscada, una despiadada asesina de corduras difusas; ella va, por ahí, jugando a la rayuela y a la ruleta rusa, celebrando aquelarres y cocinando fines, viviendo alegre en el pecado con perfecta inocencia, pues sólo conoce de ambrosías y su crimen es impune, pues ella es y no tiene más remedio… ¡Ay! de mí si lo tuviera.

Andrés Bastardo Grenouille

(Capaz de odiar con fiel certeza)

6 comentarios:

  1. Igual a mí, pero a su trampa se cae alegremente, cuando se cae bien.

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  2. Si es niña no puede ser peligrosa...ahora si es mujer, es otra cosa...¡Pobres de los hombres que en su pedofilia, ven en ella algo que no es!...Any

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  3. Ana:
    Esto no es alegoría de un coito-tabú, ni realismo mágico, ni fantasía perversa, ni aunque yo lo quisiera podría serlo.
    Si alguno de los dos padece de voracidad sexual malsana es ella y no yo, y si le quisiéramos nombrar por sus “perversiones” sería bajo el rótulo de necrófila… si, a esta niña le encanta robarle orgasmos a los muertos.
    Que tu lectura no se entorpezca con convencionalismos groseros, amiga poeta, esta niña no es color rosa, no es impresión primaveral, no es alma libre y frágil, como seguramente percibes la niñez; esta niña es una viejísima anciana, y es mujer si así lo quiere, y es hombre si le da la gana… Caligastía podría morir ahogado en la carcajada y Yhvh seguramente esconda su sonrisa tras nubes decorosas cuando nos llamas, a mí, a los hombres, e incluso a ti misma: pederastas, pedófilos, sátiros devoradores pervertidos de alguna blanca infancia.
    ¿No te das cuenta que no hablo de ninguna extraña víctima que espera descuidada el mordisco de mis dientes “malos”? ¿No adviertes que esta niña me viola cuando quiere y nunca es al revés? ¿No ves que vos también sos víctima de sus indolencias?.. Me niego a ser concreto para librarme de la ruborizada y crispada sentencia que lanzas ciega, esa “perversión” por la que me arrastras de los cabellos, llenando tu pecho con infinidad de ismos. Propongo entonces una defensa lírica, una objeción musical, una contestación en la que sólo soy el lápiz, mas las manos y la voz son las de ella, pues es ella la ofendida. De hecho esta mañana me ha gritado al oído, desde su bullicioso silencio, que no hay cosa que la ofenda más que un poeta ignore su letal esencia, o la confunda.
    Amiga mía, lee desnuda, que tus vestiduras no te dejarán volar: la niña que vive en este poema y en el bosque en el que paso tanto tiempo, esa, quien es el poema mismo, no es carne ni inocencia. Y no diré más.
    Pdta: no tomes mis palabras como mías, pues son de ella, yo sólo soy el sicario.

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  4. Mi querido amigo poeta: Últimamente las palabras se han adueñado de mi razón y les doy demasiada importancia...Tal vez porque casi eres un niño (en edad) es que no sientes lo que yo cuando oigo y conceptualizo la palabra "niñez" o "niño/a". Si cambiaras ese vocablo por otro que siendo igualmente metafórico representara la misma idea, yo sentiría un gran alivio...Todo lo demás que dices es por demás dramático, sublime y crudo...¿No hay en tu haber de poeta-filósofo otra forma de espresar la misma idea?...Ella tiene otro nombre además de "niña"?...Si no es así, no importa, ya he comprendido tu sentir...Besos y perdona este debate...Mi admiración de siempre, Pequeño-gran hombre...Any

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  5. Me temo que sólo la puedo entender como una niña... gracias, Ana, por releer. Este poema es importante, su valor se complica, se reproduce. Para mí, este pedazo de nada, es un todo en sí mismo, es poesía de poesía.

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