domingo, 15 de noviembre de 2009

Razón altisonante, no obstante razón.


Lúcido

Hace tiempo que no enfermo,

Los delirios ya son anécdota que puedo contar

Y reír sin llorar.

La rosa se confunde entre el matorral

Ya marchita,

Y sus pétalos que sangran y se tuercen de dolor,

Lamentan no poder enredar mis brazos y mis pies.

Ahora danzo y danzo,

Como un lunático,

Uno que hace reír la Luna a carcajadas cuando,

Desdoblado en el éxtasis,

Le grito improperios al Amor y otras mentiras.


Estoy curado,

¡Oh señoras y señores!

Puedo ver, puedo ver sus estúpidas caras

Y sus enfermizas sonrisas

Y sus tristes dependencias,

Qué espectáculo más pobre,

Qué aspaviento más ocioso.

Úsame, que yo te usaré…

Andrés.

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